La Herida del Agua en las fotos de José Lobo
En estas fotografías de José Lobo, que impactan por su fuerza expresiva, vemos el trabajo de un artista que anduvo por las veredas de la herida del agua, ganado e impulsado por el deseo de dejar testimonio de la desaparición del hombre y sus querencias, en la tragedia de Vargas. Son las imágenes que quedaron después de la batalla del agua contra las casas, el paisaje, el silencio, el añil del mar y las ventanas inocentes que fueron clausuradas a la vida, al deleite del ojo, a toda forma de amor. Sólo quedó el silencio, atado a las arenas, a la tierra arañada por la tragedia. Como las huellas que deja el destino ominoso en los rostros más fieros, o hermosos, que describe César Vallejo en uno de sus poemas.
Y es que la mirada de José Lobo – ejercitada ya en su vida de cazador de imágenes - nos presenta los detalles y ángulos que fue atrapando, durante días, en esa zona abatida por las aguas, castigada por los dioses del mar y de las montañas. Nos muestra a la íngrima y descolorida muñeca que yace en el río de la desolación. Los anuncios de alguien que deja su número telefónico para que lo llamen a cualquier parte de la desgracia. Ventanas tapiadas con el fluir inverso de las casas. Ya no es la puerta del solar, por donde los seres tocados por las fuerzas sobrenaturales salen – como sale el Quijote a recorrer el mundo- sino que desde adentro, desde el útero de las casas, saltan con violencia los objetos a cerrar la vía hacia el mundo y su luz.
Son ventanas tapiadas, rostros heridos por el agua, niños paralizados por el asombro, estatuas de santos mutilados que miran hacia el Ávila, buscando una respuesta de su Dios.
Es en este escenario de signos e imágenes avasallantes, donde José Lobo anduvo. Para dejarnos en blanco y negro – los colores que expresan la auténtica realidad, según sus palabras- este registro de la tragedia de Vargas. Y podemos captar en ellas el nivel de excelencia de un artista que aprendió a mirar la realidad con otros ojos, digo con una segunda mirada, la que se desprende del profundo sentir y entrega por las cosas que se hacen con pasión, con deseo de trascendencia. Con el furor de los que saben que su acto de creación agregará nuevas cosas al arte. Porque un propósito esencial hay en las fotografías que expone : reconstruir el mundo. Salvar la memoria visual de todos.
En el recorrido que Lobo hizo en los momentos de la tragedia, tal vez lo acompañó el verso de Federico García Lorca:
Quiero bajar al pozo,
quiero vivir mi muerte a bocanadas,
quiero llenar mi corazón de musgo,
para ver al herido por el agua.
José Quiaragua Pinto