miércoles, 18 de junio de 2014

Heridas de agua

La Herida del Agua en las fotos de José Lobo

En estas fotografías de José Lobo, que impactan por su fuerza expresiva, vemos el trabajo de un artista que anduvo por las veredas de la herida del agua, ganado e impulsado por el deseo de dejar testimonio de la desaparición del hombre y sus querencias, en la tragedia de Vargas. Son las imágenes que quedaron después de la batalla del agua contra las casas, el paisaje, el silencio, el añil del mar y las ventanas inocentes que fueron clausuradas a la vida, al deleite del ojo, a toda forma de amor.  Sólo quedó el silencio, atado a las arenas, a la tierra arañada por la tragedia. Como las huellas que deja el destino ominoso en los rostros más fieros, o hermosos, que describe César Vallejo en uno de sus poemas.

Y es que la mirada de José Lobo – ejercitada ya en su vida de cazador de imágenes -  nos presenta los detalles y ángulos que fue atrapando, durante días, en esa zona abatida por las aguas, castigada por los dioses del mar y de las montañas.  Nos muestra a la íngrima y descolorida muñeca que yace en el río de la desolación. Los anuncios de alguien que deja su número telefónico para que lo llamen a cualquier parte de la desgracia. Ventanas tapiadas con el fluir inverso de las casas. Ya no es la puerta del solar, por donde los seres tocados por las fuerzas sobrenaturales salen – como sale el Quijote a recorrer el mundo- sino que desde adentro, desde el útero de las casas, saltan con violencia los objetos a cerrar la vía hacia el mundo y su luz.

Son ventanas tapiadas, rostros heridos por el agua, niños paralizados por el asombro, estatuas de santos mutilados que miran hacia el Ávila, buscando una respuesta de su Dios.

Es en este escenario de signos e imágenes avasallantes, donde José Lobo anduvo. Para dejarnos en blanco y negro – los colores que expresan la auténtica realidad, según sus palabras- este registro de la tragedia de Vargas. Y podemos captar en ellas el nivel de excelencia de  un artista que aprendió a mirar la realidad con otros ojos, digo con una segunda mirada, la que se desprende del profundo sentir y entrega por las cosas que se hacen con pasión, con deseo de trascendencia. Con el furor de los que saben que su acto de creación agregará nuevas cosas al arte. Porque un propósito esencial hay en las fotografías que expone : reconstruir el mundo. Salvar la memoria visual de todos.

En el recorrido que Lobo hizo en  los momentos de la tragedia, tal vez lo acompañó el verso de Federico García Lorca:

Quiero bajar al pozo,
quiero vivir mi muerte a bocanadas,
quiero llenar mi corazón de musgo,
para ver al herido por el agua.


José Quiaragua Pinto






















































































viernes, 27 de julio de 2012

TOROS COLEADOS, junio 2012


















Toros Coleados. San Antonio de los Altos
Manga Humberto José Diaz Piqui

viernes, 29 de junio de 2012

La planta


Estas 30 fotografías en blanco y negro aspiran transmitir los matices, sonidos y tensiones de la cárcel de la planta, lugar por donde pasaron miles de seres que perdieron sus sueños y sus nombres, castigados por implacables designios de constituir un eslabón de sus clases sociales siempre postergadas por la gracia de los cielos y de una sociedad sorda a sus exclamaciones.

Son justamente reflejos, detalle del arte de la fotografía, de una marca de fuego diluida en el color más natural del hombre. Ese que se da en zonas donde, por ausencia de alegría o de amor, los colores de la vida fenecen, son, acaso recuerdo del vivir plenamente y en libertad.

Treinta eslabones triturados por el ojo y la sensibilidad del hombre que está desde el otro lado del mundo. Del fotógrafo que capta los climas de un ámbito tocado por la desesperanza y el tedio violento de personas atrapadas en el inframundo.

Es una propuesta que forma parte de una necesidad colectiva de buscar una comprensión y solución a la problemática de las cárceles Venezolanas. Y, como propuesta visual que es, comunicar al colectivo, a través de símbolos, elementos estructurantes de una respuesta. Se quiere, entonces, ampliar la mirada de la gente; Se busca suscitar la expresión y las opiniones de los pobladores ante las imágenes fotográficas.

Con estas fotografías, realizadas con técnicas esenciales, las pequeñas cosas y los detalle de lo que fue un sitio de asfixia y abandono del hombre como la Planta, cobran fuerzas de la luz de la libertad, es decir, recuperar los sonidos y colores que tejen la madeja de una sociedad de justicia, en la que a todos los seres les brilla el corazón. 

José Quiaragua