viernes, 29 de junio de 2012

La planta


Estas 30 fotografías en blanco y negro aspiran transmitir los matices, sonidos y tensiones de la cárcel de la planta, lugar por donde pasaron miles de seres que perdieron sus sueños y sus nombres, castigados por implacables designios de constituir un eslabón de sus clases sociales siempre postergadas por la gracia de los cielos y de una sociedad sorda a sus exclamaciones.

Son justamente reflejos, detalle del arte de la fotografía, de una marca de fuego diluida en el color más natural del hombre. Ese que se da en zonas donde, por ausencia de alegría o de amor, los colores de la vida fenecen, son, acaso recuerdo del vivir plenamente y en libertad.

Treinta eslabones triturados por el ojo y la sensibilidad del hombre que está desde el otro lado del mundo. Del fotógrafo que capta los climas de un ámbito tocado por la desesperanza y el tedio violento de personas atrapadas en el inframundo.

Es una propuesta que forma parte de una necesidad colectiva de buscar una comprensión y solución a la problemática de las cárceles Venezolanas. Y, como propuesta visual que es, comunicar al colectivo, a través de símbolos, elementos estructurantes de una respuesta. Se quiere, entonces, ampliar la mirada de la gente; Se busca suscitar la expresión y las opiniones de los pobladores ante las imágenes fotográficas.

Con estas fotografías, realizadas con técnicas esenciales, las pequeñas cosas y los detalle de lo que fue un sitio de asfixia y abandono del hombre como la Planta, cobran fuerzas de la luz de la libertad, es decir, recuperar los sonidos y colores que tejen la madeja de una sociedad de justicia, en la que a todos los seres les brilla el corazón. 

José Quiaragua









































































































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